Cada vez son más las personas que protagonizan accidentes y huyen del lugar dejando abandonadas a las víctimas. Sólo en junio se registraron seis casos en el ámbito del Centro Judicial de La Capital. En promedio, entonces, hubo más de un caso por semana.

El más conocido, sin lugar a dudas, fue el de Paula Argañaraz, la estudiante de Medicina que sufrió graves heridas luego de que un conductor menor de edad la embistiera en Yerba Buena. Pero desde ese hecho hubo al menos cinco casos.

Leonel Formoselle es el nombre del motociclista que falleció luego de ser chocado por un auto cuyo conductor huyó. Dos policías también sufrieron serias heridas al ser embestidos por un automovilista que se negó a ser controlado en la avenida Roca. Todos los acusados fueron detenidos y la mayoría de ellos recuperó la libertad, aunque siguen procesados penalmente y, con seguridad, también sufrirán consecuencias en el fuero civil.

“Este problema tiene que ver con la alarmante anomia que impera en nuestra sociedad con temas tan sensibles como este. Creo que excede a lo judicial, porque actuamos cuando el hecho está consumado. De todas maneras, es importante que actuemos con las otras áreas del Estado para acabar con ese relajamiento a la hora de cumplir con las normas”, aseguró el fiscal Diego López Ávila.

Su par, Washignton Navarro Dávila, también mostró su preocupación por esta tendencia: “esta es una situación muy alarmante porque pareciera que se está transformando en una norma huir después de cometer un accidente. Es alarmante la falta de responsabilidad ciudadana. Es una situación elemental detenerse para ayudar al otro, sin contar que si no lo hace puede agravarse su situación procesal”, comentó.

“En medio de este barullo, es más fácil esconder la situación para no hacerse cargo. Una persona que está en regla no tendría inconvenientes en detenerse. Ni siquiera se dan cuenta de que las consecuencias pueden ser mucho menores si es que permanecen en el lugar”, agregó López Ávila.

Navarro Dávila anadió que “más allá de las cuestiones legales se debe analizar otra cuestión, que es la indiferencia. Cuesta creer que las personas que hieren a otro en un accidente no se den cuenta de que con un simple llamado por teléfono pueden salvar una vida. Es tristísimo, pero desgraciadamente en nuestra sociedad se impone una especie de ley de la jungla”.

“No están en regla”

El comisario Martín Galván describió que esta situación se está dando en personas que no están en regla. “Ya sea porque están conduciendo en estado de ebriedad o porque no tienen todos los papeles que por Ley deben llevar, como el carnet o estar con el seguro contra terceros al día. Pero además hay una preocupante falta de sensibilidad por parte de los conductores”, explicó en una charla con LA GACETA.

Galván, así como cuestionó a los conductores, también ponderó a los testigos que colaboran en estos tipos de casos. “Muchas personas, al ver lo que sucede, llaman al 911 para informar sobre el accidente y dar detalles del vehículo que participó. Eso nos ayuda muchísimo a la hora de esclarecer este tipo de hehos”, comentó.

En efecto, de los seis casos que se produjeron en lo que va del mes, tres fueron esclarecidos gracias a los informes de los testigos. Por ejemplo, una mujer identificó al Honda Fit que atropelló a Paula cuando en realidad se estaba buscando una camioneta blanca.

Agravante

“El agravante del abandono se da cuando el atropellado tiene la imposibilidad de ser atendido urgentemente. Esa misma situación puesta en una ruta alejada, donde la persona no tiene la posibilidad de ser socorrida de manera inmediata más que por el conductor que lo atropelló, sí constituye un agravante por abandono de persona”, explicó el abogado Miguel Rocchio, quien estuvo a cargo de la querella en el caso del canillita Raúl Marcelo Pucheta. El canillita falleció el 10 de julio de 2010, luego de ser embestido por una camioneta cuyo conductor, Gonzalo Callejas, huyó y escondió el vehículo. Fue denunciado y detenido 20 días después. Callejas, fue condenado a cuatro años y un mes de prisión; y a no conducir cualquier tipo de vehículo durante 10 años, por homicidio culposo.

En ese sentido, Rocchio se refirió a las personas que cometen este tipo de hechos y huyen del lugar sin asistir a la víctima. “Se entiende que la persona puede sentir miedo y que es una situación de mucha tensión, pero el consejo que le puedo dar es que, por una cuestión humanitaria, se detenga inmediatamente para fijarse cómo está la víctima y procurar su urgente traslado a un centro asistencial”, concluyó el profesional.